La ‘avalancha’ Clínica Cervera deja su rastro de unión y compañerismo en La Molina
El equipo disfrutó del regalo de Navidad de su director clínico en la nieve
Decía el escritor Justin Sewell que “unos inofensivos copos de nieve juntos pueden desatar una avalancha”. Eso somos en Clínica Cervera, un alud, un equipo que aprovecha las aptitudes individuales para alcanzar una meta común: la plena satisfacción de nuestros pacientes, tanto por los resultados obtenidos con nuestros tratamientos como por el trato humano recibido.
Y especialmente hemos sido una avalancha este fin de semana, momento que hemos elegido para disfrutar del regalo de Navidad que nos hizo nuestro director clínico, el Dr. Santiago Cervera: una escapada al hotel rural Niu dels Falcons, en la estación de esquí de La Molina. Una experiencia que nos ha permitido seguir conociéndonos cuando no vestimos batas ni uniformes y aumentar la comunicación y la confianza entre todos.
El pasado viernes 9 partimos rumbo a nuestro destino. Todos juntos, en autocar. Nuestras compañeras Elisa e Irene habían preparado unos juegos, con premios incluidos, para que el viaje fuera más llevadero. Era tanta la nieve acumulada que el autobús no pudo dejarnos en la puerta del alojamiento, por lo que tuvimos que comenzar la aventura antes de lo esperado e iniciar una caminata, equipaje en mano. Afortunadamente, el raclette de la cena nos devolvió la energía.
Ya el sábado, tras el desayuno, nos fuimos directos a las pistas. Algunos esquiaron, otros hicieron snowboard y un tercer grupo, excursión con raquetas. El resto, sesión de relax en el spa. Los más expertos pudieron contemplar desde la cima a los más novatos, que se familiarizaban con la nieve gracias a la ayuda del monitor. Pero, eso sí, con alguna caída incluida. Por suerte, en Clínica Cervera somos de levantarnos una y otra vez, un reto que se hace más llevadero cuando un compañero te tiende la mano.
Tras la comida, regresamos a Girona contando los días que restan para una nueva experiencia de este tipo. Este invierno ha sido en tierra, el pasado verano en agua... ¿Será la próxima en aire?
